Después de más de 2 años, paulatinamente los centros educativos públicos y privados han aperturado sus aulas para que los estudiantes de todas las edades regresen de manera presencial a aprender lo que la educación virtual no ha podido reemplazar durante la pandemia.
Este es el caso de la institución educativa privada “Francisco I”, un jardín pequeño ubicado en Vista Alegre, con una regular cantidad de niños, que experimentan por primera vez la vida social dentro de un lugar en donde encuentran todo tipo de material educativo y de recreación según su edad.
La profesora Jessica Urcia, quien está encargada de la dirección de este plantel inicial, narra que ha sido un momento emocionante para los niños, padres de familia y docentes, regresar a compartir clases con la presencialidad a un 100%, no olvidando los protocolos de bioseguridad como es distanciamiento, lavado de manos y el uso de alcohol y mascarilla principalmente.
Es, sin embargo, solamente un ejemplo de cómo se vienen organizando los centros educativos que ahora deben cumplir también con brindar servicios básicos como agua, luz e internet aparte de mobiliario adecuado en donde el estudiante pueda desarrollar sus capacidades y aptitudes con las comodidades mínimas.
Aunque la instalación de quioscos y cafetines dentro de los locales educativos aún no se ha definido, el horario continuo contempla la necesidad de al menos media hora de recreo para que los niños y adolescentes puedan despejarse antes de recibir la siguiente clase.
Por otro lado, debido a las circunstancias, se va a tener que replantear la manera de impartirse los alimentos que brinda el programa Qali Warma, el cual se venía entregando a los padres de familia cada cierto periodo.
